domingo, 19 de enero de 2014

Morir para vivir



Anteriormente tenía un blog, en el cual escribía a menudo. El mismo me permitía llevar a cabo una de las actividades que más placer me dan: la escritura. Lo que sucedió es que decidí cerrarlo, ya que simbólicamente significaba cerrar etapas. Lo hago constantemente. La vida es un perpetuo fluir de ciclos y etapas. Yo muero cada tanto, y cada tanto también vuelvo a nacer, surjo con más fuerza, más sabiduría, más experiencia.
Por lo tanto, y luego de haber cerrado un ciclo, empiezo uno nuevo. Y con este, abro un nuevo blog. Empieza un año nuevo, en el cual tengo muchas expectativas. Porque la vida también se trata de eso, de las motivaciones, de aquello que nos mueve como motor hacia nuestras metas. Es menester, por tanto morir. Te aseguro que necesitás morir. Así, cuando un día te despertás, te sentís limpio, liviano, relajado. De este modo, podés arrancar mejor.
Por tanto morí, para resurgí. Que este año sea un constante vivir, para luego matar lo que nos impide avanzar hacia ella, la vida.

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